En medio del agite de menos de una semana de gestiones y solicitudes presentadas a la Alcaldía y a lideres comunitarios, algunos de los muchachos de la Juventud Radial Comunitaria – JURACO lazaron el Primer Barrio Metal Festival de la Comuna 10 de Neiva. Con éste espacio se busca, por un lado, consolidar nuevas formas de expresión, por otro, crear en los jóvenes otras formas de asumir la música, no como el simple pasatiempo esporádico sino, como en el caso del Metal, asumir toda una filosofía y una cultura urbana que va más allá de lo real y lo irreal, de los hombres y el sentimiento romántico de lo estéticamente bello y horrendo en la vida.
Una mancha negra carcomió el cemento de las dos canchas de baloncesto que yacen al interior del Parque Metropolitano del Oriente Alto de Neiva. Parecía algo ajeno a lo que habitualmente penetra en éste lugar y, en general, y como lo dirían algunos habitantes “normales”, “lo normal” en los jóvenes de una zona de periferia como lo es la Comuna 10.
“Aquí ya es común ver lo que siembre se ve: grupos de teatro, danza, las ya alienantes rumbas reggetoneras que auspicia la Alcaldía de Neiva y las emisoras comerciales. Ya era hora de ver algo diferente y más cultural por estos lados”, expresó Cesar Augusto Cuellar Losada un joven de 15 años, estudiante de décimo grado del colegio Atanasio Girardot y habitante del barrio Las Palmas en la Comuna 10 de Neiva, que por influencia de Davier Fernando Cuellar, su hermano mayor de 25, conoció melodías de bandas como Rata Blanca, Kraken, Stratovarius que para 1998 y 1999 eran géneros y ritmos que permanecían en la escena underground del rock. Es así como Cesar desde hace cinco años se autodenomina como metalero. Él, al igual que algo más de 1200 jóvenes son enmarcadas dentro de la escena underground, propia de la cultura metacha. (Metacha/Metacho: Conocidos también como Metaleros. Dicese de de quienes escuchan y asumen la música Metal como cultura, forma de vida y estructura de pensamiento).
La mancha negra parodiaba un emblemático funeral que amordazaba y destrozaba los íconos que comúnmente cuadricularizan la mayoría de jóvenes, sobre todo los que habitan zonal periféricas o, como mal llaman, zonas marginales, pobres o vulnerables de las ciudades capitales. Esta problemática cultural es lo que llevó a Jhon Fredy Nagles de la Corporación JURACO a lanzar un nuevo espacio en la escena metal para consolidar ésta música como elemento dinamizador de la que cotidianamente llamamos cultura juvenil en la urbe. (Continúa abajo en la próxima entrega)
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