Y digo que es curioso que se haya popularizado el término gore porque ya existía otro, de origen francés y con mucha mayor tradición, para designar este mismo género: Grand Guignol. Según el critico Ben Indick, los elementos típicos del teatro de Grand Guignol, nacido en París, en 1888, eran: "las estrangulaciones, las extremidades cercenadas, los ojos arrancados, las esposas infieles y los maridos igualmente infieles que perpetraban venganzas espantosas, la locura rampante, todo ello representado entusiásticamente en el escenario".
La única gran innovación que nos depara, pues, el frecuentemente vituperado gore de nuestro tiempo, reside en el virtuosismo técnico al que se ha llegado; en el caso de las películas por parte de los efectos especiales (i.e. "Hellraiser" (1987), "Henry: portrait of a serial killer" (1989),etc). En el campo estrictamente literario, muchos relatos cortos y novelas enriquecieron desde el ultimo tercio del siglo pasado la afamada y controvertida corriente, por citar algunas de las más destacadas he de señalar "They Thirst" (1981) de Robert R. McCammon, "The Light at the End" (1985) de John Skipp y Craig Spector (autores además del guión cinematográfico de la quinta parte de "A Nightmare on Elm Street"), o "The drive-in" (1988) de Joe Lansdale.
La popularidad de estas películas y novelas como apunta el crítico Douglas Winter en la "Penguin Encyclopedia of Horror and the Supernatural", parece confirmar que para un número importante de personar el foco del horror se había desplazado de la naturaleza de la amenaza fuera ésta mental, satánica, ambiental o política hacia sus efectos físicos. Todos ellos representan la persecución de un estilo, del idealmente ajustado a sus narraciones y serían aún más interesantes si el estilo no hubiese sido logrado ya por David J. Schow, Dennis Etchison y Richard Laymon.
Si es cierto que hoy la marea ascendente de prosa de ficción es una inmensidad insulsa en la cual escasamente se ven sobresalir los viejos pilares y mojones que la crearon, es igualmente cierto que el lector inquieto aun es capaz de refugiarse en otras literaturas y géneros, como el gore. La historia gore, como por conveniencia la llamamos, siempre ha sido para mi, la forma más posible del cuento de hadas. A mi entender, goza de ese honor por ser con mucho, la más nítida; esa nitidez sin la cual la historia que se nos narra y con ella su belleza, desaparecen. Para empezar a maravillarse hay que empezar por leer las novelas de David J. Schow (i.e. "The Kill Riff", "The Shaft") o de Dennis Etchison quien es probablemente uno de los mejores escritores de este genero, y ciertamente esta igualmente considerado por la critica. Entre sus obras hay que destacar "The Dark Country" (1982), "Red Dreams" (1984), "Blood Kiss" (1986) y "Darkside" (1986).
Reconozco que estos autores me fascinan pero según se desprende de mis lecturas el placer horroroso de las obras de Richard Laymon supera cualquier criterio critico, aun el mas complaciente; en la narración de cosas viscerales u horripilantes Richard Laymon aportó (además de una larga lista de relatos cortos) las siguientes novelas:
"Beast house" (1979)
"The cellar" (traducida como "El sótano" / 1980)
"The woods are dark" (traducida como "Sangre en el bosque" / 1981)
"Out are the lights" (traducida como "Apagadas están las luces" / 1982)
"Night show" (1984)
"All hallow's Eve" (1985)
"Beware!" (1985)
"Tread softly" (1987)
"Flesh" (1988)
"Midnight's lair" (1988)
"Resurrection dreams" (1989)
"Funland" (1990)
"One rainy night" (traducida como "Lluvia negra" / 1991)
"Darkness, Tell us" (1991)
"The Stake" (traducida como "La estaca" / 1991)
"Alarms" (1992)
"Blood games" (1992)
"Endless night" (traducida como "Noche infinita" / 1993)
"Savage" (1993)
"A good, secret place" (1994)
"In the dark" (1994)
"Quake" (1995)
"Island" (1995)
"Body rites" (1996)
"Bite" (1996)
"Fiends" (1997)
"After midnight" (1997)
Richard Laymon tuvo el mérito de provocar, con "The Cellar", una polémica que no hizo más que recrudecer cuando aparecieron su segunda y su tercera novelas. Stephen King la descalificó con un juicio lapidario, que algunos críticos se apresuraron a repetir como si hubieran escuchado la voz de Dios. Fue precisamente la magnitud de la ofensiva que los disconformes lanzaron contra "The Cellar" de Richard Laymon la que estimulo el interés del público por conocer su obra y averiguar el motivo de tanto escándalo. El resultado dejó boquiabiertos a los detractores: la legión de fanáticos de Richard Laymon empezó a crecer en progresión geométrica, hasta que a su alrededor se forjó lo que los norteamericanos denominan un mass cult, un culto de masas.
En algunos campus universitarios y, por supuesto, fuera de ellos, se crearon clubes para comentar y analizar su obra, buscando alegorías y metáforas trascendentes. Y se produjo otro fenómeno harto revelador: proliferaron los imitadores. Las novelas de Richard Laymon fueron traducidas a varios idiomas, algunas incluso al castellano.
Richard Laymon nació en Chicago en 1947, pero creció en California y más tarde se graduó en Literatura Inglesa por la Univeridad Willamette de Oregón. Publicó su primer relato a los diecinueve años en la "Ellery Queen's Mystery Magazine", fue bibliotecario y maestro antes de que el éxito de "The Cellar" le permitiera dedicarse exclusivamente a escribir. En 1988 su obra "The Flesh" fue distinguida con el galardón a la mejor novela de terror figurando además entre las finalistas del prestigioso premio Bram Stoker. Ahora, las firmas norteamericanas e inglesas se disputan las primicias de sus historias de vísceras y sangre, pero y éste es un detalle que pocos conocen, también escribe bajo el pseudónimo de Carl Laymon novelas de horror expresamente destinadas al público juvenil, que publican las editoriales más tradicionales y selectivas de Estados Unidos, como Scholastic. En la actualidad residía en California con su esposa Ann y su hija Kelly, hasta que un ataque al corazón acabó con su vida. Richard Laymon murió a las 9:30am en la cama de un hospital de Los Angeles el día 14 de febrero del año 2001.